sábado, octubre 07, 2006

Siete consejos para que no te salga todo mal en un negocio

Al tipo no le pagaron, lo dejaron en banda.. aca van unos consejos de las cosas que uno hace mal para que pase esto. Cualquier similitud con la vida real es pura coincidencia.

1. Dejé que el cliente se retrasara excesivamente en los pagos. Perdí la compensación por rescisión y los porcentajes sobre futuros beneficios, pero ya me debían 25.000 euros cuando se produjo la quiebra.
2. Confié en dos personas de la compañía en las que no debería haber confiado. A una de ellas la conocía y firmé el contrato a sabiendas de lo que hacía. Lo que averigüé es que mientras la otra persona necesitó a mi empresa, todo fue como la seda, pero el panorama cambió drásticamente cuando decidió que ya no me necesitaban.
3. Si las cosas van bien, en un contrato se pueden detallar las reglas de la relación cotidiana entre las dos partes. Pero cuando algo se estropea, el contrato puede convertirse en la práctica en papel mojado. Si tiene que emprender alguna acción judicial, hágalo con rapidez. No se demore.
4. Ahora conozco mejor las desigualdades que pueden afectar a mi empresa con respecto a las compañías con las que trabajo. Como pequeño empresario, quizá no disponga de los recursos necesarios para luchar por mis derechos, por mucho que consten por escrito en un contrato. Si la otra compañía es mucho mayor, cuentan con recursos jurídicos que yo no me puedo permitir.
5. En ocasiones es preferible olvidar el asunto (y a la compañía). Al final resultó que podía haber ahorrado 20.000 euros estadounidenses y mucho tiempo y problemas si me hubiera dado cuenta al principio de que cobrar esa deuda era una causa perdida.
6. Mi abogado había representado a alguien en quien confío, que fue quien me lo recomendó encarecidamente. También confié en las falsas esperanzas que me dio, y que fue alimentando hasta que me dejó compuesto. En una situación similar, no toleraría las dilaciones que utilizó para hinchar la minuta y mantenerme entretenido hasta que fue demasiado tarde.
7. Una compañía potente puede resultar un cliente difícil, y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de facturarles. Pero, por lo general, pagan. Al final. El cliente que me costó tanto dinero era una compañía relativamente pequeña y nueva, y yo no tenía ni idea de la precariedad de sus finanzas.

Evidentemente, fue una experiencia dura que no le deseo a nadie. Hasta cierto punto era inevitable. Pero había cosas que podía haber hecho para reducir las pérdidas y aliviar el mal trago que supusieron. Gracias a lo que aprendí entonces, no he vuelto a tener problemas similares. Y han pasado algunos años. Espero que pueda servirle mi experiencia, aunque solo sea como un consuelo menor si alguna vez ha tenido el mismo tipo de problemas.

Fuente: Microsoft.
David Coursey es presidente y director general de su pequeña asesoría y ha colaborado con un buen número de publicaciones sobre tecnología, páginas Web y blogs.

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